Durante el Período de la Primavera y el Otoño, en el Reino de song, había un campesino muy diligente. Todos los días trabajaba con ardor en el arrozal con esperanza de conseguir mejor cosecha.
Un día, después de mucho tiempo de trabajo, se sentó apoyándose en un árbol para descansar. De súbito, una liebre corrió a gran velocidad hacia el árbol y por descuido se estrelló contra el tronco y murió.
No cabía en sí de júbilo, el campesino cogió la liebre y dijo:
- Si todos los días pudiera obtener una liebre como hoy, ya no tendría que trabajar.
Desde entonces, permanecía todo el día junto al árbol abandonando el arrozal sin cultivar. Aunque esperó mucho tiempo, no volvió a aparecer otra liebre, y el pobre campesino no tuvo otro remedio que seguir sufriendo de hambre esperando que se estrellase otra liebre.
Este proverbio se usa para burlarse de los que se obstinan en ilusiones vanas o en error o para los que pretenden cosechar sin trabajar.
(Julia Sun, El origen de los proverbios chinos)
Un día, después de mucho tiempo de trabajo, se sentó apoyándose en un árbol para descansar. De súbito, una liebre corrió a gran velocidad hacia el árbol y por descuido se estrelló contra el tronco y murió.
No cabía en sí de júbilo, el campesino cogió la liebre y dijo:
- Si todos los días pudiera obtener una liebre como hoy, ya no tendría que trabajar.
Desde entonces, permanecía todo el día junto al árbol abandonando el arrozal sin cultivar. Aunque esperó mucho tiempo, no volvió a aparecer otra liebre, y el pobre campesino no tuvo otro remedio que seguir sufriendo de hambre esperando que se estrellase otra liebre.
Este proverbio se usa para burlarse de los que se obstinan en ilusiones vanas o en error o para los que pretenden cosechar sin trabajar.
(Julia Sun, El origen de los proverbios chinos)


